La plaza frente a mi casa está siendo remodelada. A principios de marzo, poco antes de irme de vacaciones, un par de obreros con un martillo neumático comenzó a romper el piso, unos metros cada día. Una noche pasé por allí y vi la valla que anunciaba la "Recuperación integral de la Plaza Urdaneta" (esta es la parte alta —la que da a la avenida/tiene la estatua de Urdaneta— de lo que muchos llaman la plaza Candelaria. La mitad de abajo, frente a la iglesia, es la que se llama así, por la parroquia).
Regresé de viaje, comenzando abril, y continuaba el trabajo. Pensé que por tratarse de un espacio público de cierta magnitud el equipo de trabajo sería más grande, pero allí estaba el par de obreros y quizá dos o tres más. Fajados.
Hoy, mediando julio, cuando ya se han ido (no sé si temporal o definitivamente) los trabajadores y luce inminente la "inauguración" (así rematan lo que debería ser un rutinario mantenimiento periódico), puedo comenzar a sacar conclusiones en cuanto a lo que una recuperación "integral" significa, área por área:
El piso de la plaza, de mosaicos amarillos y verdes, y prácticamente en perfecto estado: ese lo quitaron todo. Poco a poco lo reemplazaron por... un piso de cemento pintado. Con textura simulada de ladrillos rústicos, y rematado por una especie de barniz color sucio. Bonito... como para una acera de pueblito típico, o un paseo por el Ávila. RÚSTICO, casero. Los desniveles se ven desde mi casa (y yo vivo en un piso 7); la gente se tropieza con ellos constantemente y, cuando llueve, ya se forman varias lagunas fijas. Uno de los obreros las despeja un poco cada mañana con una escoba: imagino que él está incluido en la garantía del trabajo y hará eso por siempre cuando llueva...* * *
Las escaleras de la plaza a la avenida Urdaneta: quedaron igual, salvo el primer escalón, que ahora es más alto que el resto (por el piso vaciado) y en suave peralte, lo que da una sensación única cuando los usas. Como de que tienes una pierna más corta o algo así. ¡Ah! Y le colocaron una pequeña rampa, demasiado empinada para servir a los minusválidos. Para motos, sin embargo (mototaxis, policías, particulares), es perfecta, como ya he visto...
El jardín que rodea la estatua de Rafael Urdaneta: más bien una extensión de tierra seca de poca profundidad (hay un estacionamiento bajo la plaza, ésta viene a ser una placa de techo): sustituyeron la tierra seca por abonada y sembraron grama. Luce aún verde, a pesar de los chamos que lo usan de parque, pues le quitaron la baranda (y no soy partidario de los "jardines presos", pero el breve pasillo que rodea al pedestal es una tentación demasiado grande). Le doy pocas esperanzas: nunca he visto jardineros en la plaza.
El otro "jardín", frente a la estatua: era un rectángulo de tierra de similar calidad al de la estatua, con monte siempre crecido y rodeado de una baranda de tubos como hasta la cintura de alto. Lo más parecido a una manga de coleo pero corta, como para perros. Ese jardín lo quitaron: ahora caben más toldos y sillas en la plaza para los eventos siempre presentes.
Los bancos: solían ser de esos de parque, de metal, con espaldar y brazos, uno al medio para evitar que sirvieran de cama. Sustituidos por bancos de concreto, sin espaldar (pobres viejitos) y llanos como para acostarse, en filas casi continuas (o indefinidas, Cilia).
Las barandas de tubos, tipo manga de coleo: se quedan iguales. Ni pintarlas se les ocurrió.
Los "espacios verdes" hacia la avenida: usuales laberintos de túneles de ratas, ocultos por basura. Hace dos noches (ayer iba el alcalde Bernal, pero suspendieron el acto) los maquillaron con tierra y matas, a las que doy dos meses de vida, vista la inexistente labor de jardinería que había antes y que continuará así.
El módulo policial-escenario, mamotreto de concreto que ya no aloja policías y sólo de vez en cuando un espectáculo: se queda. Lo pintaron...
Otros cambios: uno de los postes de la plaza, pieza clásica de hierro fundido y quién sabe de cuántos años, se cayó cuando quitaron el piso y se partió en mil pedazos. Sólo queda la base, que han usado por estos días para ayudar a amarrar un tenderete de artesanías.
Las plazas Urdaneta/Candelaria no son placitas de vecindario, o de pueblo. Están en el corazón de una de las zonas más transitadas de Caracas, y por su tamaño, historia e importancia uno se diría que su remodelación es de gran impacto. ¿Por qué, entonces, acometen el trabajo como quien manda a cambiar una cañería de un barrio? Unos pocos obreros haciendo, a duras penas, un trabajo que, sin desmeritarlos, es de categoría claramente inferior al que ese espacio merece. Una plaza de ese tamaño les queda grande. La plaza retrocedió a categoría pueblo. O barrio, porque categoría pueblo ya tenía.
¿Es porque ahora hay que darles trabajos a cooperativas? ¿Las compañías de arquitectura o urbanismo son muy elitistas para trabajar con la Alcaldía? ¿Caracas no se merece un trabajo de primera categoría, un estudio serio, un espacio público novedoso y moderno, tal vez originado en un concurso de arquitectura donde el mejor trabajo sea reconocido con la buena pro?
Por cierto: ya los vecinos denunciaron con terror en la prensa que se están haciendo mediciones para remodelar (= darle un contratazo a alguien para que cambie lo que está bueno y deje lo malo) de la otra plaza, la de abajo. Quizá ya sea tarde, y eso esté cuadrado...
3 comentarios:
espejo de todo lo que somos, pareciera.
Carajo, Jos� Enrique, qu� malagradecido eres. Sin duda el piso de cemento supone una superficie antiresbalante que evite patinazos para cuando llueva y los desag�es se desborden, la rampa empinada est� servida para que los minusv�lidos practiquen vertiginosos deportes extremos, mientras los bancos de concreto procuran aleccionar a la ciudadan�a sobre los beneficios de una excelente postura al momento de sentarse para examinar la secci�n de empleos en los avisos clasificados. M�s que integral, se trata de una recuperaci�n hol�stica ante la cual debemos mostrar nuestra gratitud. Gracias, pana, por visitarme.
Del rancho cerebral, ontokita...
Cástor, me abres los ojos. Sólo ahora lo comprendo: amo al Gran Alcalde.
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