lunes, 23 de julio de 2007

Las barrigas de los choros

¡¿Hasta cuándo estos espectáculos?!

¿Por qué tenemos que tropezarnos con estas grotescas imágenes en los periódicos? ¿Tenemos que contemplar impávidos las generalmente ostentosas lipas —o puestos a ver, también peludas flaqueces, trabajados abdominales o malpapeados costillares— de maleantes, atracadores, sádicos y traficantes diversos, todo con tal de respetar, alabado sea, su derecho a la intimidad, privacidad, pudor o como quiera que se llame ese derecho que sí hay que respetarles a pesar de que casi siempre que aparecen en esas fotos es porque algún derecho ajeno —a la vida, a la propiedad privada, a la virginidad, a unas fosas nasales libres— no respetaron a su vez?

Una foto de estas hace que la actuación policial asemeje a eso, una actuación. Un teatro. ¿Cómo sabe uno que los de la panza al aire no son actores puestos ahí para simular la captura de peligrosos maleantes? ¿O un pana del policía, que posó porque al choro lo estaban, en ese momento, moliendo a palos en la discreta intimidad de un módulo policial? ¿Cómo estar seguros de que no son maniquíes, si al caso vamos, o muñecos de almohadas como los de las películas de escape? ¿Qué tal si son imágenes recicladas del periódico, porque el fotógrafo no llegó a tiempo y la nota así sin imagen estaba muy aburrida?

Cuando una nota de prensa cuenta las peripecias de la heroica captura del artífice de un crimen horroroso o un robo espectacular, se queda uno con las ganas de ver a los ojos, en foto aunque sea, a la hábil bestia antisocial. Tal vez, dice uno, era vecino de casa y uno le daba los buenos días cada mañana. Quizá era amigo de uno de tus hijos, y te pierdes la oportunidad de decirle al malagradecido ese que tú tenías razón, que esas juntas no traerían nada bueno.

Algo me dice que antes de que una persona sea sometida a juicio y se determine si hubo crimen y cuál sería su castigo, se trata de un presunto: es inocente hasta que se determine lo contrario. Visto así, que aparezca reseñado en la prensa como criminal sería injuria, entiendo. Pero en general, me parece buena la idea de conocer la cara de los maleantes capturados in fraganti: con la cartera de la viejita en la mano, con el revólver y los reales del banco atracado, con los envoltorios de cocaína aún en los interiores, con el puñal ensangrentado en la mano. Por lo que tiene de aviso: "este es el criminal". También por lo aleccionador: "mírale la cara al imbécil que se dejó atrapar". Pero sobre todo, por lo que tiene de castigo moral.

¡Sí, de castigo! Uno no se va a aprender las caras de todos los choros que aparezcan en el periódico, pero el entorno de esa persona lo reconocerá. ¿Cuántos crímenes se evitarían si el potencial criminal supiera que todo el mundo verá su cara en la prensa? ¿Que su familia pasará esa pena? ¿Que sus vecinos lo reconocerán, sus antiguos amigos, sus hijos?

En Colombia se discute aprobar la publicación, en VALLAS, de los rostros de los violadores convictos. Aquí, muchas veces es la chaqueta de un mismo policía la que cubre la vergüenza de un choro apresado. Si aquí nunca vamos a ver la cara de los malos, ¿no puede ser distinto entonces el show? ¿No podemos, aunque sea, mandar a confeccionar unos gorritos, especie de pasamontañas pero sin huequitos para los ojos y la boca? Cada policía carga uno en el bolsillo y dispone de él en el momento justo. Podría incluso decorarse con caritas de acuerdo al crimen cometido (o una cara genérica, como la del loguito de Flickr), y así nos evitamos la diaria y desvergonzada exhibición de mondongos?

El mundo lo agradecería.

martes, 17 de julio de 2007

Así, así, así se remodela

La foto es de caracasapie, en Flickr,
desde donde por cierto no la pude bloguear.
Acá los links.


La plaza frente a mi casa está siendo remodelada. A principios de marzo, poco antes de irme de vacaciones, un par de obreros con un martillo neumático comenzó a romper el piso, unos metros cada día. Una noche pasé por allí y vi la valla que anunciaba la "Recuperación integral de la Plaza Urdaneta" (esta es la parte alta —la que da a la avenida/tiene la estatua de Urdaneta— de lo que muchos llaman la plaza Candelaria. La mitad de abajo, frente a la iglesia, es la que se llama así, por la parroquia).

Regresé de viaje, comenzando abril, y continuaba el trabajo. Pensé que por tratarse de un espacio público de cierta magnitud el equipo de trabajo sería más grande, pero allí estaba el par de obreros y quizá dos o tres más. Fajados.

Hoy, mediando julio, cuando ya se han ido (no sé si temporal o definitivamente) los trabajadores y luce inminente la "inauguración" (así rematan lo que debería ser un rutinario mantenimiento periódico), puedo comenzar a sacar conclusiones en cuanto a lo que una recuperación "integral" significa, área por área:
El piso de la plaza, de mosaicos amarillos y verdes, y prácticamente en perfecto estado: ese lo quitaron todo. Poco a poco lo reemplazaron por... un piso de cemento pintado. Con textura simulada de ladrillos rústicos, y rematado por una especie de barniz color sucio. Bonito... como para una acera de pueblito típico, o un paseo por el Ávila. RÚSTICO, casero. Los desniveles se ven desde mi casa (y yo vivo en un piso 7); la gente se tropieza con ellos constantemente y, cuando llueve, ya se forman varias lagunas fijas. Uno de los obreros las despeja un poco cada mañana con una escoba: imagino que él está incluido en la garantía del trabajo y hará eso por siempre cuando llueva...

Las escaleras de la plaza a la avenida Urdaneta: quedaron igual, salvo el primer escalón, que ahora es más alto que el resto (por el piso vaciado) y en suave peralte, lo que da una sensación única cuando los usas. Como de que tienes una pierna más corta o algo así. ¡Ah! Y le colocaron una pequeña rampa, demasiado empinada para servir a los minusválidos. Para motos, sin embargo (mototaxis, policías, particulares), es perfecta, como ya he visto...

El jardín que rodea la estatua de Rafael Urdaneta: más bien una extensión de tierra seca de poca profundidad (hay un estacionamiento bajo la plaza, ésta viene a ser una placa de techo): sustituyeron la tierra seca por abonada y sembraron grama. Luce aún verde, a pesar de los chamos que lo usan de parque, pues le quitaron la baranda (y no soy partidario de los "jardines presos", pero el breve pasillo que rodea al pedestal es una tentación demasiado grande). Le doy pocas esperanzas: nunca he visto jardineros en la plaza.

El otro "jardín", frente a la estatua: era un rectángulo de tierra de similar calidad al de la estatua, con monte siempre crecido y rodeado de una baranda de tubos como hasta la cintura de alto. Lo más parecido a una manga de coleo pero corta, como para perros. Ese jardín lo quitaron: ahora caben más toldos y sillas en la plaza para los eventos siempre presentes.

Los bancos: solían ser de esos de parque, de metal, con espaldar y brazos, uno al medio para evitar que sirvieran de cama. Sustituidos por bancos de concreto, sin espaldar (pobres viejitos) y llanos como para acostarse, en filas casi continuas (o indefinidas, Cilia).

Las barandas de tubos, tipo manga de coleo: se quedan iguales. Ni pintarlas se les ocurrió.

Los "espacios verdes" hacia la avenida: usuales laberintos de túneles de ratas, ocultos por basura. Hace dos noches (ayer iba el alcalde Bernal, pero suspendieron el acto) los maquillaron con tierra y matas, a las que doy dos meses de vida, vista la inexistente labor de jardinería que había antes y que continuará así.

El módulo policial-escenario, mamotreto de concreto que ya no aloja policías y sólo de vez en cuando un espectáculo: se queda. Lo pintaron...

Otros cambios: uno de los postes de la plaza, pieza clásica de hierro fundido y quién sabe de cuántos años, se cayó cuando quitaron el piso y se partió en mil pedazos. Sólo queda la base, que han usado por estos días para ayudar a amarrar un tenderete de artesanías.
* * *

Las plazas Urdaneta/Candelaria no son placitas de vecindario, o de pueblo. Están en el corazón de una de las zonas más transitadas de Caracas, y por su tamaño, historia e importancia uno se diría que su remodelación es de gran impacto. ¿Por qué, entonces, acometen el trabajo como quien manda a cambiar una cañería de un barrio? Unos pocos obreros haciendo, a duras penas, un trabajo que, sin desmeritarlos, es de categoría claramente inferior al que ese espacio merece. Una plaza de ese tamaño les queda grande. La plaza retrocedió a categoría pueblo. O barrio, porque categoría pueblo ya tenía.

¿Es porque ahora hay que darles trabajos a cooperativas? ¿Las compañías de arquitectura o urbanismo son muy elitistas para trabajar con la Alcaldía? ¿Caracas no se merece un trabajo de primera categoría, un estudio serio, un espacio público novedoso y moderno, tal vez originado en un concurso de arquitectura donde el mejor trabajo sea reconocido con la buena pro?

Por cierto: ya los vecinos denunciaron con terror en la prensa que se están haciendo mediciones para remodelar (= darle un contratazo a alguien para que cambie lo que está bueno y deje lo malo) de la otra plaza, la de abajo. Quizá ya sea tarde, y eso esté cuadrado...

jueves, 5 de julio de 2007

Un mejor título


Lo que taché no importa. Lean el texto de la nota y díganme si no estarían más tranquilos si la noticia fuese más bien la que yo sugiero... Haciendo clic en la imagen se puede ampliar, pero por si acaso mejor transcribo (me duelen los ojos, los dedos) el texto íntegro:
Caracas.- Un sujeto que pretendía, abrir la puerta de un vehículo en las adyacencias de la Asamblea Nacional fue capturado por funcionarios de la Policía Metropolitana, esto está en marco de Avenida Baralt Segura.

Que comprende toda la avenida Baralt, y las zonas adyacentes este operativo comenzó los primeros días de marzo del año en curso, lo cual quiere decir la operación a arrojado buenos resultados, los dispositivos que la Policía Metropolitana puesto en la zona nos dice es la forma de tratar de menguar la delincuencia.

Según informaciones suministradas por el Subcomisario José Paredes jefe de la zona 5 comisaría Rafael Urdaneta, también estamos implementando los puntos de control en todas las plazas del casco de la ciudad, hasta llevar este operativo en todo municipio Libertador, aseveró, el jefe policial.
Sin firma. Gracias a Dios.

Y sí: me dirán "pero pa' qué tú lees ese periódico, es que tú te lo buscas", y cosas así. Pero debo decir que el Día del Periodista y subsiguientes, publicaron onanistas reportajes dando a conocer al equipo de redacción, y había correctoras. Yo las ví, estaban en la foto: eran dos. Existen.

Si les pagaran por error corregido... ¿cuánto dejaron de ganar aquí? Aunque no creo que los cuenten (yo sí: diecisiete al menos. Mis favoritos en negrita), de hecho no creo que esta nota haya pasado por las manos de nadie. Ni siquiera por las de un redactor. Esto se excretó, supuró solo. Ocurrió.